Pedro Mir; por Ana Mitila Lora
Percibe la sensacion de que concluye su vida. Es el mismo Pedro Mir lúcido, entusiasta, vehemente, enfático, de vigorosa voz, sentencioso y tierno. Su conversación es como un extenso verso. En el mundo convulsionado de la década del 60, Hay un país en el Mundo adquiere la estatura de himno revolucionario. Fue llevado al pentagrama por el grupo Nueva Trova Expresión Joven, que desarrolba un trabajo de resistencia político-cultural.
Ideologicamente la obra de Mir se enmarca dentro de las luchas dictaudura-socialismo, fascismo-democracia, dictadura-democracia. Estos mismos ejes motivaron el trabajo de escritores como Neruda, Octavio Paz y tantos otros que en semajenates condiciones hicieron de su obra un arma contra los negadores de las libertades de los pueblos.
A pesar del respirador artificial, su diminuta figura arrellanada en el sillón de un rincón de la espaciosa sala, permanece erguida. Cuando la periodista traspasa la puerta y la avista, la recorre de arriba abajo, se le escapa un silbido y masculla algunas palabras.
A sus 85 años, Pedro Mir mantiene intacta su lucidez y la pasión con que vivió. Las crecientes dificultades respiratorias producto de un enfisema pulmonar y la angustia de terminar asfixiado, le provocan pavo-"Las noches me dan terror'', comenta, sin perder su atildamiento. La cánula nasal se desplazó mientras dormía y empezó a faltarle aire. Soñoliento y a oscuras, no lograba encontrarla, pero, justo cuando no podía más, la encontré, relata.
En la espaciosa sala resalta los óleos, serigrafías, dibujos y el buen gusto. Como muchas familias, cuyos hijos abandonan el nido, don Pedro reside junto a su esposa Carmina, en un moderno apartamento de la calle Luis F. Thomén. Una nieta de pocos meses lloriquea, la abuela y la empleada corren a mimarla.
Para la entrevista fue necesaria una autorización médica y la promesa de no agotarlo. Por ello, fue necesario varias sesiones, con intervalos de semanas.
-¿Cree en Dios?
-A Miguel de Unamuno le preguntaron lo mismo y contestó que no al campesino que lo cuestionó. Explicó que no creía en el dios de él. Cuando tenía como seis años, lo sé porque recuerdo la casa donde ocurrió, en la oscuridad llamé a mi madre con la seguridad de que me haría caso. No contestó y sufrí una profunda decepción. La experiencia se convirtió en una angustia perpetua que nunca desapreció de mi alma. Me decía que no era posible que ella se negara a oir mis súplicas y desde entonces, esa pregunta, sobre la existencia de Dios, quedó
abierta en mi corazón. Tu dirás que mi madre no era Dios. Se trata de la angustia de no saber de dónde venimos y dónde vamos. Una persona no tiene derecho de emplazar a otra, responder una pregunta tan angustiosa.
-¿Cómo influyó Juan Bosch en su vida y en su obra?
-En una recopilación que se hizo de mis primeros versos están las bases de esa influencia. Cuando Bosch me presenta como poeta, yo no estaba preparado para eso. No practicaba la poesía, solo eventualmente como podía practicar la natación. No dejé de practicar el dibujo y tocaba piano con éxito. Pero Bosch me presentó con una pregunta terrible, “¿será este el poeta social esperado?". Y eso es la clave de todo. Empecé a investigar qué era ser poeta, qué era un poeta social esperado y por qué era esperado. Como al mismo tiempo estudiaba derecho, me gradué en la primera promoción de doctores, porque antes salían como licenciados. Al hacerme abogado adquiero cierta responsabilida social, cierta posición en la vida. Esas cosas se mezclan. Inmediatamente de hacer mi presentación Bosch abandonó el país. Su salida fue también una orientación. Diez años después, yo también abandoné el país. Mi pensamiento se había desarrollado mucho. Terminó la Segunda Guerra Mundial y eso era un nuevo mundo que se abría para aquella generación.
-¿Pero no siente que el pensamiento de Bosch habría influido en usted y otros jóvenes de su generación?
-El pensamiento directo de Bosch no, en absoluto. No, porque él estaba en el exilio y de él no se sabía nada. (No le gustó la pregunta).
-¿Cuando llegó a La Habana volvió a ver a Bosch?
-Cuando llegué a La Habana tenía 34 años. Allá escribí Hay un país en el mundo (1949), se lo llevé a Bosch de inmediato, se entusiasmó y dispuso inmediatamente su publicación. Vendió 500 ejemplares a pesos, que eran dólares, a la dirección de Cultura del gobierno y 150 ejemplares en la oficina de Publicidad del Palacio, eso fueron 650 pesos que él me entregó, indicándome que debía pagar el precio de edición, que eran ciento y pico de pesos, por mil ejemplares, de los cuales nada más salieron 900.
-¿Estableció vínculos con Bosch cuando en 1963 fue Presidente?
-Era Presidente y no era fácil verlo. Abrí con José Espaillat y Tulio Arvelo un bufete de abogados. Ahí estuvimos hasta el golpe de Estado que derrocó a Bosch. Por casualidad Espaillat y Arvelo estaban fuera del país y allí se quedaron. Y yo tuve que esconderme por ahí, teniendo mujer e hijos, fue un tiempo muy díficil. En noviembre de 1965 me fui del país y volví en septiembre de 1968.
-¿Cuándo se reanudan sus vínculos con Bosch?
-No lo sé bien, pero cuando escribí "Amén de mariposas", fui a llevarle a Madrid el poema. Él estaba en Londres, pero estaba doña Carmen. Y le leí a ella el poema inédito en su casa. Ella lo llamó por teléfono y le dijo, “aquí está Pedro’. Siempre hubo esas cosas, que a él y a doña Carmen...
-A pesar de sus cercanas relaciones, ¿por qué nunca militó en el PLD?
-Nuestras relaciones no eran políticas, propiamente dichas.
Huérfano de madre desde los tres años, nada pudo compensarle la carencia de afecto. Mucho menos perdonar ese extraño designio del que llaman Dios.
Sus primeros años transcurrieron en el desaparecido ingenio Cristóbal Colón. Sin amigos ni diversiones, mitigó la soledad en la lectura voraz de los doce tomos de la colección del Tesoro de la Juventud y algunos clásicos.
”La muerte de mi madre me creó una situación de angustia, de búsqueda de algo que me faltaba.
Estudié en Macorís. Iba diariamente en una yola del ingenio a la población.Era la yola que llevaba la correspondencia. Imaginaba que el río Higüamo era tan grande como el Missisippi. Hice casi todos mis estudios primarios en esas condiciones. Pasaba durante un período la semana entera fuera de mi casa. Estaba solo. Eso tuvo como consecuencia que nunca aprendí a jugar pelota, ni a jugar embique, ni bolas.
Iba a la escuela en la lancha del cartero, pero el ingenio tenía muchísimas lanchas de moto. En los días de fiestas se organizaban giras y paseos remontando el río. Paseos inolvidables. Pero, además, el central tenía autómoviles en 1920 -cuando yo tenía siete años-. Los primeros que llegaron al país llegaron a los ingenios. Había muchos. Y ,mucho quiere decir 10 o 12. Pero, en el ingenio, donde yo nací, hubo cine.
Por eso cuando un avión cayó sobre el cañaveral próximo a su casa, a principios de los años 20, no conmocionó como lo hicieron los que veían por primera vez esa nave.
Por caer en un cañaveral el piloto resultó ileso. Yo era un niño, pero ví como montaron el avión en un vagón del ferrocarril. El piloto calzaba polainas, anteojos y un gorro, era una especie de personaje celestial. La gente lo rodeó asombrada. Por mis libros conocía los últimos inventos. La bombilla eléctrica tenía pocos años de vida, la telegrafía sin hilos había sido patentizada en el 1900. Tenía conciencia de que esos inventos representaban mi época y de que abordaría un avión.
El segundo encuentro de Mir con un avión fue en 1927, cuando Charles Lindbergh, a bordo del Espíritu de San Luis, realizó la primera travesía sin escala, desde Nueva York a París. Aquel hombre solitario en aquella cáscara de nuez se convirtió en un delirio para la humanidad. Desde ese momento, muchos comercios y niños empezaron a llamarse Limbert. Aquel hombre solitario en aquella cáscara de nuez, fue un delirio para la humanidad. Después de eso, todo se llamaba Límber, la lavandería de los chinos, el personaje de mi libro, los restaurantes. En 1944 volé, cuando me fui del país desde el aeropuerto de Miraflores, que estaba en el kilómetro 1 l/2 del Parque Independencia, eso era las afueras de la capital, era zona de cabareces y vida nocturna prohibida.
Crecí oyendo hablar de política. No en mi casa, pues papá era cubano y mamá puertorriqueña. Gregorio Urbano Gilbert, siendo un muchacho, atacó por sorpresa a las tropas invasoras norteamericanas. De modo que ese individuo se convirtió en un héroe nacional, yo oía eso. En 1916 cuando esa hazaña yo tenía tres años, cuando empiezo a oir hablar de Gilbert es en la escuela.
Nací en un ingenio azucarero. En 1925 terminé mis estudios primarios, y cuando me mandaron a Macorís me pusieron en sexto curso. Estando en recreo venían los dulceros con una batea, para atender las demandas de los muchachos, cuando apareció Gilbert. Los muchachos lo aclamaron. Pronunció algunas palabras y se despidió diciendo: “Bueno, muchachos jártense sus dulces". Eso se me grabó. No podía entender que los héroes podían decir jártense sus dulces. Pensaba que deberían hablar como los ángeles. Ese era el clima de esa época. No recuerdo oir hablar de Trujillo. Pero cuando llegó al poder se levantó una ola de rechazo en Macorís. Había un diputado por Macorís que se llamaba Virgilio Viloma-Era muy popula-Él empezó a hacer campaña por Velázquez y lo hicieron desaparecer de la contienda electoral. Años después supe que huyó a Puerto Rico. El repudio a la nueva situación fue generalizado. Macorís era muy horacista, por eso Trujillo no quiso saber de ese pueblo y por eso estaba lleno de informantes. Era una región muy activa políticamente y de resistencia armada. Fue una época de cambios para todo el país.
En Macorís se hablaba con intensidad de política y del advenimiento de Rafael Trujillo al pode-Trujillo había dirigido la persecución a los gavilleros."
-¿Cómo empieza el germen de la poesía y la rebeldía en su vida?
-Me crié en ese ambiente de desdén al régimen que llegó en 1930. Vine a la capital a estudiar a los quince años, el segundo teórico, a la Escuela Normal Superio-Estando yo en ese curso hubo un movimiento de protesta contra el régimen. En consecuencia, nombraron un nuevo directo-Los profesores se dividieron. Otros se fueron y formaron la Escuela Normal Independiente. La realidad de los hechos nunca los supé. Pero me fui a la escuela Independiente, con el matemático Osvaldo García de la Concha. Entre mis compañeros estaba Julito Ricart. Era inolvidable, porque era hipnotista. Le tenía pánico. Hipnotizó a Rafael Abreu, que luego se convirtió en informante de Trujillo. Eso fue muy impresionante, para un niño de 15 años en la capital. Esa fue mi primera actividad pública política y oposicionista. La única en mi vida, porque las demás fueron clandestinas.
-¿Tuvo viviencias en su casa que lo sensibilizaran ante la política?
-Papá era un ingeniero mecánico cubano. Era indiferente a la política, porque era extranjero. Y mamá, Vicenta Valentín, era puertorriqueña.
-Con padres extranjeros, ¿cómo es tan dominicano?
-Conocía a Cuba y Puerto Rico por referencia. Mi vida eran mis compañeros de estudios, los compañeros de bohemia y los de mi edad. Uno es del sitio donde forma su conciencia. Me interesaron Cuba y Puerto Rico tardíamente.
-¿Cómo empieza a cocerse ese barro en que se convirtió Pedro Mir?
-Gracias a la enciclopedia, conocí a temprana edad el contenido de las obras de William Shakespeare. Conocí los cuentos infantiles de Anderson. No tenía una vocación especial. Sucedió que los libros estaban ahí. Vivía en un ingenio, tenía pocos amigos, la mayor parte del tiempo la pasaba en la casa, y leer era mi entretención. El cine empezaba.
-¿Qué pasó cuando se trasladó a San Pedro de Macorís?
-Empecé a ver otras cosas. Un poeta era un príncipe en Macorís. Había concursos de sonetos, de piropos, pero la poesía era lo más alto. Allá vivieron Gastón Deligne, Federico Bermúdez, Virgilio Díaz Ordoñez. Se le rendía pleitesía a los poetas y todos queríamos ser poetas. Los inmigrantes enriquecidos querían adornar sus vidas, y no ser simplemente vendedores de autómoviles y sacos arroz. Ellos patrocinaban premios. Y los abogados eran más ilustres que los médicos, por el don de la palabra. Había un ambiente cultural muy importante. Al Teatro Colón venían artistas extranjeros, por el 1925, venía compañías mexicanas, españolas, el tenor Lázaro, con fama mundial y que grababa en la Victor, cantó en Macoris, porque había mucho dinero. Había una meta espiritual que favorecía la cultura. La gente le ponía a sus hijos nombres de intelectuales. Todos querían ser intelectuales. Había librerías. Mis amigos estaban en eso. Salvador Ortíz, Francisco Domínguez Charro, poeta, Carlos Curiel, Bebecito Leonor, formábamos un grupo que intercambiambos libros. Para esa época leí a Guillermo de Torres, literatura de vanguardia, ya esto es como 1937 o algo así, el dadaísmo, el expresionismo. Conocíamos a Freud, leíamos a Proust. Francisco Leonor iba todos los días al parque con Freud debajo del brazo y lo prestaba. Se hablaba de la interpretación de los sueños. Curiel y Ortíz eran aficionados a Proust. Conocía a James Joyce, visitaba una casa y se habalaba de eso. Había un intercambio cultural permanente. Había librerías como Campillo donde pedíamos libros y nos los traían.
-¿Qué ideas políticas circulaban?
-Los pensamientos políticos no estuvieron cerca de mi vida en Macorís. Inclusive cuando llegaron los refugiados españoles, ellos hicieron una labor de agitación y entró el socialismo y el marxismo a Macorís. Ya yo estaba en la capital, pero muchos amigos macorisanos se convirtieron en socialistas. Aquí en la capital permanecí al margen de esas cosas, porque empecé a tocar piano y mi vida empezó a girar hacia la bohemia. En casa había piano, mi hermana Lilia estudió piaino. A Manuel Rueda lo conocí en mi casa, porque ellos estudiaron juntos. Cuando ella se graduó de maestra de piano, llegó a la casa, cerró el piano y no volvió abrirlo más nunca. El piano se quedó ahí, empecé a ponchar las teclar y descubrí la estructura musical. Un mundo fascinado, subyugante. Cada vez que regresaba de la calle y me sentaba al piano arriba encontraba un bombón de chocolate que una vecina misteriosa me hacía llegar todas las tardes. Eso era como un premio. Eso me ponía feliz. Empecé a tener éxito con las muchachas. Me invitaban donde quiera que había un piano. Empecé a sacarle el cuerpo a los estudios. Estudié Derecho a trompones. Lo único que me interesaba era el piano, el amor, 20 años, eso era increíble. Y un día, José Rijo, (fallecido Relacionador Público de la Policía Nacional) compañero de estudios con quien tomaba grandes cantidades de cerveza me dijo que le había llevado mi cuaderno de Cosmografía y vio tus versos. Dijo que tenías talento para la poesía pero que por qué no dirigía tus ojos a tu patria. Se me quedó eso en la mente. Entoces escribí uno versos. Y le dije a Rijo, "llevále estos versos a tu amigo, a ver si eso es lo que él dice”.
-¿Quién era esa persona?
-Juan Bosch. Lo publicó en la página literaria de LISTIN DIARIO, con una presentación que entre otras cosas decía, ¿será este el poeta social esperado? Yo me puse las manos en la cabeza. ¿Y esto qué es? ¿Poeta social? Yo no sabía lo que era eso. Bosch cambió mi vida en 90 grados. Desapareció el piano de mi vida y entró la poesía. Eso fue el 19 de diciembre de 1937. Y al principio de 1938, Bosch abandonó el país y regresó 35 años después. Bosch me llenó de confusiones. ¿Qué era ser poeta? ¿Qué era un poeta social? ¿Por qué es esperado? Ahí empezaron mis estudios de Estética. ¿Qué es el arte? ¿Qué es la poesía? ¿Qué era la justicia social? La justicia social me llevó al Socialismo. Y al toparme con el socialismo, me encontré con los socialistas. Y empiezo una actividad de otra naturaleza. Se me acerca gente como Mauricio Báez, Ramón Grullón, Chito Henríquez, quien jugó un papel importante en mi vida, Carlos Curiel, quien cogió mucha solitaria. 1946 fue un hervidero. Había una tremenda agitación. Terminó la Segunda Guerra Mundial y la vida del planeta cambió. Hay todo un marco de acontecimientos en esa época. Llegan los refugiados españoles. Hago contacto con ellos. Yo tenía un bufete en la Mercedes 6. Ahí pasé unos sustos políticos del diablo. Eramos Tulio Arvelo y yo. Después se incorporó Luis Columna Velazco.
Las ideas socialistas llegaron con los intelectuales españoles. Lo determinante fue y para nuestra generacion fue una sorpresa, fue que Rusia se volvió una potencia mundial. Y una serie de países formaron la Unión Soviética. Eso representó un cambio en el equilibrio de fuerzas mundiales y anunciaba cambios profundos. Fue una época estremecedora. Después empezó la Guerra Fría y los rusos se convirtieron en enemigos de la humanidad y a los pobres comunistas había que eliminarlos como cucarachas. El socialismo se convierte en una especie de cristianismo, donde el martirio juega su papel y el que se mete ahí sabe que está condenado al martirilogio. Eso ennoblece esa causa. Le dio un sentido. Fue un proceso que durante 50 años movió todas las fuerzas de la humanidad. Hubo un momento en que se pensaban que las dictaduras desaparecerían del planeta. Pero la vida mostró que las cosas no eran tan sonrientes. Por allá empezaron a cometer disparates. El martirio ya no tenía la pureza. Eso fue la evolución de las cosas. Y uno, como un taponcito de corcho, anda flotando en esas mareas, sin fuerzas personal y la vida moviéndose. Eso me llevó a la poesía. Bosch, quien es que me presenta en sociedad, abandonó el país. Aquí nada más llegaba la resonancia, de que se había convertido en un personaje por allá.
Los españoles se distribuyeron por toda la República. Los que fueron a San Francisco de Macorís eran catedráticos. Había de todas clases. Ellos influyeron políticamente, aunque su actividad no fuera política. Por ejemplo, Enrique Casals Chapí, fundó la Orquesta Sinfónica Nacional. Presentó las nueve sinfonía de Bethoven y la coral. Eso hacía que uno viera a esos españoles como semidioses. Tuve un amigo Justo Turc, él era abogado. Lo volví a encontrar en México. En México, tuve amigos que habían estado aquí, periodista de Novedades, como Marino Carreras y su esposa Laura Bolaños.
Yo no me enrolo aquí. Era empleado público, profesor de la Normal. Mi asunto no era el partido. Lo mío eran las ideas sobre la evolucion historica de la humanidad, eso era la médula de mi poesía. Una visión de la generacion a la que yo pertenecía, a la perspectiva del genero humano en la epoca que me tocó vivir. Un testimonio de la existencia del paso del hombre por este planeta y para eso habia que estar en el centro de los acontecimientos.
Pensaba que si usted quería escribir un libro de amor, usted tenía que estar enamorado de verdad.
El poeta tiene que vivir lo que escribe, sino no hay literatura. Si no es así lo que usted, usted tiene que identificar su vida con su poesía. Sino lo que escribe es una banalidad. Igualmente en la pintura.
Era todavía un adolescente cuando empezó la Era de Trujillo y salgo un hombre adulto.
-¿Cómo influyó Trujillo?
-Profundamente, inmensamente, el terror, el miedo. Viví 17 años bajo el régimen de Trujillo. Entonces los refugiados fueron de extraordianria importancia en la vida de los dominicanos, particularmente los intelectuales, los músicos, los poetas, los pintores. Eso fue un fenómeno de extraordinaria influencia. Pero también los acontecimientos políticos de 1945, la Segunda Guerra Mundial. Esa contienda no fue sólo la lucha entre tropas. Fue una guerra contra las tiranías, contra el terror, el racismo. Esas eran las cosas que estaban en el aire en la edad en que estaba uno. Eran conflictos muy profundos y uno no podía permanecer indiferente. Era imposible. Te obligaban a ser trujillista, pero en cierto modo uno estaba obligado a ser antitrujillista. Era una contradicción tremenda. Era un drama para todos. Para los que favorecían el régimen, para los que luchaban en contra, para los indiferentes, para todo el mundo.
- A usted se le ubica en la Generación Independiente, ¿independiente de qué?
(Silencio. Respira hondo. Hay muchas respuestas que todavía están en el aire).
-El profesor Juan Bosch nunca le dijo que tenía que...
-...Bosch se fue enseguida.
-¿Le molesta que piense que Bosch influyó en usted?
-No, no. Bosch publicó mis primeros poemas y salió del país semanas después. Él no dejó de influir, porque me calificó como “el poeta social esperado’. Él no me dijo por qué y tuve que investigarlo y me asombro de la visión que tuvo en esa época de esas cosas. Porque en definitiva él también era joven. No creo que ningún hombre estubiera sujeto, en esa época, a la influencia de una persona. Aún cuando esa persona fuera Trujillo que se metía en todo.
-Sus relaciones con Balaguer, ¿cómo fueron?
-Nulas. Nos vimos en actos sociales. Nunca he conversado con él.
Me siento la voz chiquita ya.
- Pasaron los años, el mundo cambió. ¿Qué ha sido todo esto?
-Eso me lo pregunto todas las noches. Cuando uno está viviendo las cosas, no las percibe. Después resulta que esa fue una vida determinada. Una época. Un mundo particulam, que hay elementos que son comunes a todas las vidas y tiempos. Vi nacer el automóvil, el avión y el Internet. Soy un testigo del siglo XX. La vida será otra en el siglo XXI. Viví una época de la humanidad.Viví entre dos grandes guerras. También viví el período en que se hablaba de la Tercera Guerra Mundial. El mundo giró en esas dos grandes aventuras del género humano. ¿Qué se buscaba? ¿Qué se consiguió? Es que la especie humana se comporta así, en la búsqueda de un ideal que nunca se alcanza. La vida consiste en eso. Parece que no se puede vivir sin un ideal. porque millones de seres, en todas las épocas, se sacrifican por ideas que después resultan equivocadas, que no conducen a ninguna parte. El hombre ha ido evolucionando sobre este planeta que algún día acabará. ¿La vida qué es? ¿Y para qué uno ha venido al mundo? Esos son problemas demasiados aterradores.
-El papel del poeta a fin del milenio.
-La poesía no es para entretenerse. La poesía es una visión del mundo que no pudiera obtenerse sino es por el canal de la creación poética. Entonces, siempre el poeta tuvo esa visión del futuro, de lo que ha de venir, del mundo en que van a vivir las nuevas generaciones, de los cambios en las relaciones entre los hombres. La poesía es un arte como todas las artes.
-A principio de siglo un poeta era un príncipe mimado. ¿Y ahora?
-Creo que un poeta seguirá siendo un poeta como lo fue en San Pedro de Macorís al inicio del siglo. Es un forma artística de ver y conocer el mundo de comunicar ese conocimiento a los demás. Hoy la misión del poeta es muy clara. Son los poetas los que deben penetrar en los misterios del siglo que viene. Mediante los poetas, las facultades humanas adquieren nueva dimensión.
Cronología
-1913, 3 de junio, nació Pedro Mir en el ingenio Cristóbal Colón, San Pedro de Macorís.
-1916, muere Vicenta Valentín. Mir se convierte en huérfano.
-1928, se muda a Santo Domingo.
-1936, publica primer poema.
-Pertenece al grupo de poetas, llamados independientes.
1941, se gradúa de abogado en la Universidad de Santo Domingo.
1947, salió al exilio hacia La Habana, Cuba.
-1949, "Hay un país en el mundo”.
-1952 "Contracanto a Walt Wihitman”.
-1961, Maricusa Ornes regresa del exilio y da a conocer “Hay un país en el mundo’en un espectáculo lírico cultural.
-1963, Mir regresa del exilio.
-1969 "Amén de mariposas”.
-1982, declarado por el Congreso como Poeta Nacional.
-"El huracán Neruda”, 1983.
-"La gran hazaña de Limbergh”,
-"Historia del hambre”,
De los periódicos
24 marzo 1980. "Mi poesía es producto del sufrimento. Cuando escribí Hay un país en el mundo, en 1949 en La Habana, padecía de soledad, hambre, miedo, inseguridad física, la nostalgia patria. Esa mano de hierro que me estrangulaba me dio la fuerza”.
24 de marzo 1980. "El poeta es un medium. Transmite con palabras lo que no se puede transmitir con palabras”.
"Si no hubiera salido del país, no hubiera escrito nunca Hay un país en el mundo. Aquella época era tan represiva que las palabras para el poema no hubieran nacido. Todos nosotros llevábamos el temor por dentro”.
“Cuando amaban las tierras comuneras’ fue el resultado de investigaciones históricas para definir al hombre dominicano’.
29 septiembre 1982. Un grupo de intelectuales solicitó al Congreso Nacional declarar oficialmente a Pedro Mir como Poeta Nacional. La comunicación está firmada por Nereyda Negrín, Mercedes Sabater de Macarrulla, Melba Báez de Erazo, Franklín Almeyda Rancier, Virgilio Bello Rosa y Fernando Valdez. El grupo consideró que a Mir no se le disputa el calificativo de Poeta Nacional, porque ya el pueblo dominicano lo declaró como tal.
12 octubre 1982. El ex-presidente Joaquín Balaguer apoyó la iniciativa de un grupo de intelectuales para que Pedro Mir sea declarado Poeta Nacional. Consideró a Mir como la voz lírica más pura de las presentes generaciones.
28 mayo de 1983. El Comité de Intelectuales que preside el profesor Juan Bosch anunció que emprenderá una campaña de recaudación de fondos para construir una casa a Pedro Mir.
5 noviembre 1983. De acuerdo a una información publicada en Vanguardia del Pueblo, del Partido de la Liberación Dominicana, será entregada este mes la casa que el Comité de Intelectuales donará a Pedro Mi. La vivienda adquirida en 75 mil pesos, está ubicada en la calle Josefa Perdomo número 5, del sector de Gazcue.
25 enero 1988. Mir afirma que el hambre es un fenómeno tan ultramoderno en la historia de la República Dominicana que coincide de manera exacta con la invención y desarrollo de la televisión. Mir sostuvo que paradógicamente la abundancia de bienes ha traido consigo una abundancia del hambre y la desnutrición del país.
21 marzo de 1993. Mir considera que las cosas han cambiado tanto que él ya se encuentra extraño en este mundo. “Las cosas tenidas por buenas se convirtieron en malas y las malas se han convertido en buenas’.
3l mayo 1993. “”Mis amores, mis pasiones, mis ilusiones, mis anhelos, no eran míos, eran los de todo el mundo. Lo que hay de mío fueron las peripecias que me hicieron tomar, tal o cual sendero”.
3l mayo 1993. “”Por mi baja estatura, me decían microbio, taponcito, enano... me sentía despreciado. Tal vez por eso, quería ser como una de esas gentes que escribían en los libros que leía de niño. Así, todo el mundo me tendría cariño, encontraría amparo en todos los corazones”.
3l mayo 1993. “He conocido profundamente la soledad. Estamos amenazados por esa muerte solitaria, todo el mundo cierra sus ojos y se queda dentro, completamente solo”.
18 abril 1994. "Quería ser Rubén Darío o Fabio Fiallo, ambos eran cónsules de sus respectivos países, y vivían la vida bohemia del París de aquellos años. Pensaba que eso era un atributo de los grandes poetas, pero entiendo que hoy las cosas no son así”.
8 octubre 1994. “La poesía no es una mercancía. En nuestro mundo actual, lo primordial es el dinero. La poesía no puede entrar al mercado competitivo".
Mir en la mirilla
-Juan Bosch: "es uno de los grandes poetas de la lengua española de todos los siglos. Que sea Pedro Mir la bandera poética de la República Dominicana y de la unidad de los pueblos de América Latina''. 1983.
Listín Diario, 01/05/1999
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