LA CRUZ ROJA
LA FE PRACTICA DE UN HOMBRE VISIONARIO
NINGUN OTRO TRATADO EN LA HISTORIA DE LA HUMANIDAD HA ALCANZADO UN NUMERO IGUAL DE SIGNATARIOS, Y NO EXISTE NINGUNA ORGANIZACION HUMANITARIA QUE CUENTE CON TANTOS MIEMBROS (127MILLONES) EN 186 NACIONES.
HENRY DUNANT: Asi se llamo este hombre de fe. Nació el día 8 de Mayo de 1828 en Ginebra, Suiza. Fue el primero de cinco hijos de una familia rica y de profundas convicciones cristianas.
Su cristiana compasión por los menesterosos lo llevó a ingresar en la “Liga de las Almas”, se dedicaban a socorrer espiritual y materialmente a los probres y enfermos de Ginebra.
Como banquero estaba convencido de que tenía el deber religioso de usar su capacidad en los negocios, en favor de los necesitados.
Participó activamente en la fundación de la Alianza Mundial de Asociaciones Cristianas de Jovenes (Y.M.C.A. por sus siglas en inglés) que se había creado en Londres.
Dunant aportó una contribución valiosa para que la Y.M.C.A. se convirtiera en el poderoso movimiento mundial que es hoy.
UN ACONTECIMIENTO QUE CAMBIO SU VIDA
Era el 24 de Junio de 1859, los ejércitos del imperio austríaco y de la alianza francosarda acababan de librar una batalla, en Solferino, un pueblo al norte de Italia, donde participaron 300,000 soldados y resultaron muertos o heridos 40,000 de ellos. La carnicería había durado 16 horas.
Luego de este cuadro de horror, caos, dolor y de brindar su ayuda durante varios días a los heridos en combate, la idea de que tanta desgracia se podia evitar, no se apartaba de la mente de Dunant y llegó a la conclusion de que la única forma de estar en paz consigo mismo era escribir sobre el horror del que había sido testigo. Escribió un libro: “Recuerdo de Solferino”. No solo se limitó a narrar los hechos sino que demostró que la mayor parte del sufrimiento hubiera podido evitarse sin dificultad.
En ese libro, Dunant formula una pregunta esencial: No se podrían fundar en tiempo de paz sociadades voluntarias de socorro compuestas de abnegados voluntarios altamente calificados cuya finalidad sea prestar o hacer que se preste, en tiempo de guerra, asistencia a los heridos?.
El mismo corrió con los gastos de la primera impresión y en Nobiembre de 1862 apareció la primera edición. La reacción que provocó el libro fue impresionante. El éxito arrollador de la obra dejó anonadado a Dunant.
Este libro fue la chispa que encendió la llamarada de entusiasmo y los esfuerzos que conducirián a la fundación de la Cruz Roja. El 23 de Octubre de 1863, se reunion la primera conferencia de Ginebra, Dunant quedó impresionado por la numerosa asistencia.
Después de numerosas gestiones logró en 1864, en Ginebra, sentar las bases de la Cruz Roja junto con los representantes de 17 paises.
Esta entidad de auxilio para los heridos de guerra, sin distinción de nacionalidades, adoptó los colores de la bandera suiza pero invertidos: una cruz roja sobre fondo blanco.
Sus esfuerzos ayudaron a crear la Conferencia de Ginebra (1863) y después la Convención de Ginebra (1864). En 1901 compartió el primer premio nobel de la paz.
Dunant ganó la partida de la neutralidad de los servicios sanitarios y se adoptó la recomendación de que fueran reconocidos como neutrales las ambulancias, los médicos y sus asistentes, así como los habitants del país que prestaran socorro a los heridos.
Todos los paises adoptarián un emblema universal, una cruz roja sobre fondo blanco que figuraría en ambulancias, hospitales militares, y como distintivo en la ropa del personal sanitario. Logró que los gobiernos actualizaran y revizaran estos convenios, los que cuentan con un reconocimiento prácticamente universal.
Todos los integrantes se rigen por 7 principios fundamentales: humanidad, imparcialidad, neutralidad, independencia, voluntariedad, unidad y universalidad.
En Primera Guerra miles de voluntarios se movilizan para ayudar a los heridos en los campos de batalla. Durante la Segunda Guerra Mundial, la Cruz Roja distribuye socorros por un valor total de 500 millones de francos suizos a la poblacion civil de los territorios ocupados. El CICR realiza 11,000 visitas a prisioneros de guerra militares y civiles y les envía suministros de socorro evaluados en 3,5 mil millones de francos.
Henry Dunant, vivió en la miseria durante muchos años errante de ciudad en ciudad y enfermo. Su único Consuelo era ver que la Cruz Roja crecía a grandes pasos. Sus ideas ya habían salvado miles de vidas. Vivió en Heiden, pueblo situado al Este de Suiza, casi en el olvido total.
En 1895 un joven periodista escaló las montañas próximas al poblado. Charlando con la gente del lugar supo que el fundador de la Cruz Roja vivía en el hospital del pueblo, concertó una cita y lo entrevistó. Más de 30 años habían transcurrido desde la publicación de Recuerdo de Solferino pero el público lo recordó.
El artículo del periodista, Baumberger, provocó una repuesta abrumadora. Dunant comenzó a recibir cientos de cartas y muchas visitas de viejos conocidos, las Sociedades Nacionales de la Cruz Roja y Media Luna Roja del mundo entero le rindieron homenaje. Finalmente en 1901 se acordó entregar a Henry Dunant el reconocimiento internacional más importante en mérito a sus obras. El Comité del Premio Nobel le concedió el primer Premio Nobel de la Paz en unión de Fréderic Passy, por quien Dunant sentía gran respeto.
Murió a los 82 años, el domingo 30 de Octubre de 1910.
La vision de Dunant fue demasiado grande para su propio bien, pero fue el inicio que trajo bien a millones de humanos sin distingo.
LA FE PRACTICA DE UN HOMBRE VISIONARIO
NINGUN OTRO TRATADO EN LA HISTORIA DE LA HUMANIDAD HA ALCANZADO UN NUMERO IGUAL DE SIGNATARIOS, Y NO EXISTE NINGUNA ORGANIZACION HUMANITARIA QUE CUENTE CON TANTOS MIEMBROS (127MILLONES) EN 186 NACIONES.
HENRY DUNANT: Asi se llamo este hombre de fe. Nació el día 8 de Mayo de 1828 en Ginebra, Suiza. Fue el primero de cinco hijos de una familia rica y de profundas convicciones cristianas.
Su cristiana compasión por los menesterosos lo llevó a ingresar en la “Liga de las Almas”, se dedicaban a socorrer espiritual y materialmente a los probres y enfermos de Ginebra.
Como banquero estaba convencido de que tenía el deber religioso de usar su capacidad en los negocios, en favor de los necesitados.
Participó activamente en la fundación de la Alianza Mundial de Asociaciones Cristianas de Jovenes (Y.M.C.A. por sus siglas en inglés) que se había creado en Londres.
Dunant aportó una contribución valiosa para que la Y.M.C.A. se convirtiera en el poderoso movimiento mundial que es hoy.
UN ACONTECIMIENTO QUE CAMBIO SU VIDA
Era el 24 de Junio de 1859, los ejércitos del imperio austríaco y de la alianza francosarda acababan de librar una batalla, en Solferino, un pueblo al norte de Italia, donde participaron 300,000 soldados y resultaron muertos o heridos 40,000 de ellos. La carnicería había durado 16 horas.
Luego de este cuadro de horror, caos, dolor y de brindar su ayuda durante varios días a los heridos en combate, la idea de que tanta desgracia se podia evitar, no se apartaba de la mente de Dunant y llegó a la conclusion de que la única forma de estar en paz consigo mismo era escribir sobre el horror del que había sido testigo. Escribió un libro: “Recuerdo de Solferino”. No solo se limitó a narrar los hechos sino que demostró que la mayor parte del sufrimiento hubiera podido evitarse sin dificultad.
En ese libro, Dunant formula una pregunta esencial: No se podrían fundar en tiempo de paz sociadades voluntarias de socorro compuestas de abnegados voluntarios altamente calificados cuya finalidad sea prestar o hacer que se preste, en tiempo de guerra, asistencia a los heridos?.
El mismo corrió con los gastos de la primera impresión y en Nobiembre de 1862 apareció la primera edición. La reacción que provocó el libro fue impresionante. El éxito arrollador de la obra dejó anonadado a Dunant.
Este libro fue la chispa que encendió la llamarada de entusiasmo y los esfuerzos que conducirián a la fundación de la Cruz Roja. El 23 de Octubre de 1863, se reunion la primera conferencia de Ginebra, Dunant quedó impresionado por la numerosa asistencia.
Después de numerosas gestiones logró en 1864, en Ginebra, sentar las bases de la Cruz Roja junto con los representantes de 17 paises.
Esta entidad de auxilio para los heridos de guerra, sin distinción de nacionalidades, adoptó los colores de la bandera suiza pero invertidos: una cruz roja sobre fondo blanco.
Sus esfuerzos ayudaron a crear la Conferencia de Ginebra (1863) y después la Convención de Ginebra (1864). En 1901 compartió el primer premio nobel de la paz.
Dunant ganó la partida de la neutralidad de los servicios sanitarios y se adoptó la recomendación de que fueran reconocidos como neutrales las ambulancias, los médicos y sus asistentes, así como los habitants del país que prestaran socorro a los heridos.
Todos los paises adoptarián un emblema universal, una cruz roja sobre fondo blanco que figuraría en ambulancias, hospitales militares, y como distintivo en la ropa del personal sanitario. Logró que los gobiernos actualizaran y revizaran estos convenios, los que cuentan con un reconocimiento prácticamente universal.
Todos los integrantes se rigen por 7 principios fundamentales: humanidad, imparcialidad, neutralidad, independencia, voluntariedad, unidad y universalidad.
En Primera Guerra miles de voluntarios se movilizan para ayudar a los heridos en los campos de batalla. Durante la Segunda Guerra Mundial, la Cruz Roja distribuye socorros por un valor total de 500 millones de francos suizos a la poblacion civil de los territorios ocupados. El CICR realiza 11,000 visitas a prisioneros de guerra militares y civiles y les envía suministros de socorro evaluados en 3,5 mil millones de francos.
Henry Dunant, vivió en la miseria durante muchos años errante de ciudad en ciudad y enfermo. Su único Consuelo era ver que la Cruz Roja crecía a grandes pasos. Sus ideas ya habían salvado miles de vidas. Vivió en Heiden, pueblo situado al Este de Suiza, casi en el olvido total.
En 1895 un joven periodista escaló las montañas próximas al poblado. Charlando con la gente del lugar supo que el fundador de la Cruz Roja vivía en el hospital del pueblo, concertó una cita y lo entrevistó. Más de 30 años habían transcurrido desde la publicación de Recuerdo de Solferino pero el público lo recordó.
El artículo del periodista, Baumberger, provocó una repuesta abrumadora. Dunant comenzó a recibir cientos de cartas y muchas visitas de viejos conocidos, las Sociedades Nacionales de la Cruz Roja y Media Luna Roja del mundo entero le rindieron homenaje. Finalmente en 1901 se acordó entregar a Henry Dunant el reconocimiento internacional más importante en mérito a sus obras. El Comité del Premio Nobel le concedió el primer Premio Nobel de la Paz en unión de Fréderic Passy, por quien Dunant sentía gran respeto.
Murió a los 82 años, el domingo 30 de Octubre de 1910.
La vision de Dunant fue demasiado grande para su propio bien, pero fue el inicio que trajo bien a millones de humanos sin distingo.
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